Muerte accidental de un anarquista. Siglo XXI

Leyendo la obra de teatro “Muerte accidental de un anarquista”, escrita por el dramaturgo italiano y premio Nobel de Literatura 1997, Darío Fo (obra presentada en 1970, en la que se recoge la muerte del ferroviario Giuseppe Pinelli en 1969, ‘suicidado’ desde el cuarto piso de la Jefatura de policía de Milán), se tiene la sensación de que pese a todos los avances tecnológicos alcanzados durante las últimas décadas y a los importantes cambios sociales, políticos y culturales -o sus conatos por nuevos paradigmas- que han sacudido la conciencia del mundo moderno, seguimos repitiendo -desde el poder y desde una sociedad incapaz de confrontarse, exigirse madurez y leer con atino la realidad- un desgastado y nocivo libreto de control que solo resulta funcional a una élite inescrupulosa que insiste en perpetuar un modelo insostenible, no sólo en términos ambientales, también humanos, políticos, económicos y culturales. 

Seguimos fabricando hechos de ruptura (con horrores y daños irreparables) para justificar aquello que no necesitamos y que desde hace tiempo debería haber sido proscrito de toda democracia, pero, inmersos en la comodidad y la cobardía, preferimos en vez de encarar, crear cortinas de humo y escándalos para entretener a la mansa e ignara población y distraerla sobre temas que urge resolver, y así, de paso, favorecer el éxito de la corrupción, la injusticia y la máquina de muerte y represión. “El escándalo -recuerda uno de los personajes de la obra de Fo- cuando no lo hay conviene inventarlo, ya que es un medio extraordinario para mantener el poder, aliviando la conciencia de los oprimidos”. Y más adelante el personaje del loco, acota: “el escándalo es un antídoto contra el peor de los venenos, la concienciación de la gente”.

Aparte de la obra "Muerte accidental de un anarquista":

“Loco: …provocar atentados que ofrezcan el pretexto para reprimir….

...

Periodista: Pues si tiene ocasión, compruebe también cuántos de esos atentados fueron organizados con el propósito de que las sospechas y la responsabilidad recayeran sobre grupos de extrema izquierda.

...

Comisario Jefe: …Mire, casualmente tengo aquí un artículo de “L’Unitá”, que les acusa de “izquierdismo inconsecuente y peligroso” a raíz de un acto vandálico con el que los subversivos acusados no tenían nada que ver, según se supo después.

Loco: … ¿El pueblo pide una verdadera justicia? Pues hacemos que se conforme con una un poco menos injusta.  ¿Los trabajadores gritan basta ya de explotación? Pues procuraremos que sean un poco menos explotados, pero sobre todo, que no se avergüencen de serlo…. ¿Quieren que desaparezcan las clases? Pues haremos que no haya tanta diferencia, o mejor, que no se note tanto. ¿Quieren la revolución? Pues les daremos reformas, los ahogaremos en reformas… mejor aún, en promesas de reformas que jamás les daremos”.

Tal cual. El mismo libreto, la misma estrategia infame, la misma permisividad mezquina y silenciosa, la misma resistencia a afrontar el deber humano de concebir un cambio real y profundo en la conciencia de la humanidad y de la sociedad.

//Imagen tomada de: El Correo de Andalucía, España.

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