Chile arde (1)



Chile entre la represión, la censura y el terror
Primer reporte (Octubre 20 de 2019)

La situación por la que atraviesa el pueblo chileno es más que dramática. El estallido social que inició hace cuatro días deja, según prensa local, 8 personas muertas, varios heridos, estaciones del metro, buses y edificaciones consumidas por las llamas y un enorme despliegue de militares armados y de policía uniformada que pese a su violenta represión no han logrado contener la furia de centenares de manifestantes que tienen a varias ciudades de Chile sumidas en el caos. Aunque el presidente Piñera anunció en la noche del sábado la suspensión en el alza de la tarifa del metro, también decretó estado de emergencia y toque de queda. La crisis no solo se origina en el alza en los tiquetes del metro que llevó a los estudiantes a realizar "evasiones masivas" en las estaciones para no pagar el nuevo precio, también otros sectores sociales se sumaron a las manifestaciones para expresar su malestar contenido, siendo violentamente reprimidos por la policía. Esta violencia desatada resucitó el miedo y el trauma social que dejó la sanguinaria dictadura militar de Augusto Pinochet, que llevó a que en esa oscura década se contara en cada núcleo familiar con al menos un asesinado desaparecido bajo aquel régimen de terror.

Hoy 20 de octubre se sostiene el toque de queda que fue impuesto ayer en varias ciudades del país, y aunque algunos ciudadanos ha tratado de desafiarlo en las calles y a través de los ‘cacerolazos’, se aplica con violencia en medio de una estrategia de desinformación, suspensión de internet y de servicio de televisión, represión y del desborde de sectores sociales empobrecidos y de grupos delincuenciales -e infiltrados- que aprovechan el caos para saquear negocios en algunos barrios de la capital.

Camila Vicuña, una maestra chilena aterrorizada por los recientes sucesos en Santiago, ha logrado  acceder por contados momentos a un servicio internet vía celular para informar al mundo lo que está ocurriendo en Chile. Esto es lo que escribe:

“Estamos desde las 7 de la tarde con toque de queda. Continuamos sin internet ni televisión. Los vehículos de ejército se pasean por las calles en un clima de mucha violencia; grupos organizados se dedican a saquear tiendas, supermercados y farmacias. Este desastre empezó en Santiago pero luego se extendió a Valparaíso y a la ciudad de Concepción que se ubica al sur del país, de modo que  prácticamente casi todo Chile se encuentra bajo toque queda: en Santiago se aplica a partir de las 7:00 pm y a las 9:00 o 10:00 pm en otras regiones hasta las 6:00 am del día siguiente. Es un momento bastante difícil, de mucho miedo e incertidumbre. Mañana hay una convocatoria para un paro nacional, y todo el mundo está pidiendo que sea pacífico, que cese la violencia y los enfrentamientos.  Pero los ánimos están caldeados, es como si fuéramos un volcán en explosión luego de años de silencio y represión.

Esta expresión de inconformidad no se da solamente por el alza del metro cómo nos quieren hacer creer; esto se da por muchas causas e injusticias que vienen sucediendo en el país ante la indiferencia del gobierno nacional. Llevamos mucho tiempo resistiendo una carestía espantosa que ha rebajado la calidad de vida de muchos y empobrecido a las mayorías; los sueldos no suben pero los gastos si, incluyendo la canasta familiar. La salud está por el suelo al igual que la educación; a los jóvenes les prometieron educación gratuita pero no se les cumplió. Tenemos muchas, muchas necesidades no resueltas. Las pensiones no son ni siquiera un sueldo mínimo; son pensiones de hambre. Si la gente ganaba un promedio de $800.000 queda pensionado con $120.000 y con eso tú no vives; nada más un kilo de pan cuesta $1.400, entonces difícilmente una persona aunque sea sola puede sobrevivir. Los servicios básicos, como agua y energía,  para una persona que vive sola y tiene un bajo consumo le llegan en promedio por $60.000 y si a eso sumas gastos de transporte ya son más de $90.000, y con lo que te queda no te da para comer, ni para mantener una familia, pagar estudios, ni siquiera para pagar un arriendo.  

El abuso y la indolencia del gobierno han sido demasiados, y el pueblo se hartó de pasar miseria y de sufrir. Hoy tenemos el país prácticamente en sequía porque han vendido todos nuestros recursos, el agua escasea y la contaminación y explotación minera se desbordan para beneficio de multinacionales extranjeras. La crisis de Chile es profunda, es social, es política y es económica. Y la gente por fin despertó, y por fin se atrevió a protestar. Hemos arrastrado una historia compleja, no resuelta desde dictadura, y no nos atrevíamos a hablar por miedo, pero eso se acabó, y la gente está desafiando el terror y está saliendo a las calles a expresar su cansancio y su dolor. Hoy salen familias enteras a protestar porque ya no damos más.

Nuestro país ha sido ultrajado por todas partes, y ya no queremos saber más de ni de derecha ni de izquierda porque todos nos han traicionado, todos absolutamente todos. Solo nos queda unirnos como pueblo y resistir, y lo estamos haciendo, nos estamos uniendo para sacar nuestro país adelante, para que el mundo sepa que acá necesitamos un cambio profundo y real, que queremos un futuro para nuestros jóvenes y una vida en paz, con libertad y derecho a soñar y a construir nuestros sueños, a vivir con dignidad.  Chile está sangrando pero tenemos que ser responsables con nuestro país y nuestra gente. Es lo único que te puedo contar por ahora. Te repito que estamos en este momento en toque de queda, no podemos salir y hay restricción en el uso de internet y el servicio de televisión. Nos tienen sitiados. Pero resistimos. O tratamos de resistir…”


Foto de Agencia Uno.  Publicada en Publimetro de Chile

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