CAMBIAR PARA SOBREVIVIR





Hay algo profundo y definitivo en la misma concepción del Estado que no funciona, que lo hace inoperante y lo transforma en tiranía aunque se llame democracia. Que la vida y seguridad ciudadana dependan de la conciencia y capricho de una persona y de su corte, es un sinsentido. Más en esta coyuntura.

El personal de la salud requiere bioseguridad y apoyo definitivo e inmediato.

Las crisis de seguridad y de pánico en las cárceles del país requieren atención inmediata y soluciones definitivas.

La ciudadanía necesita que se realicen muchas más pruebas para detectar el virus, que se decreten mayores medidas de seguridad en entidades de atención al público y que se formulen alternativas viables para garantizar el funcionamiento de la rueda socioeconómica del país y la subsistencia humana. No es endeudando a la clase trabajadora, defendiendo y protegiendo a la banca aliada de la administración central, ni ignorando a la enorme población que apenas si sobrevivía de su propio negocio, como lograremos reactivar nuestro sistema, para que todo siga igual como si nada jamás hubiese sucedido. Es tiempo de entender lo que nos está sucediendo como especie, y de cambiar desde el fondo, desde la matriz misma.

La caridad se agota. ¿Hasta cuando podrán sostener la tirante cuerda de la compasión cristiana, llevando mercaditos a los más jodidos de la sociedad? Las ayudas humanitarias, son eso y se acude a ellas para mitigar los efectos de una crisis, para ganar tiempo mientras se concretan soluciones más viables y definitivas. El tiempo se agota. Nadie niega que lo que estamos viviendo como humanidad rompe todo proyecto y nos ubica en el limbo de lo impredecible, pero justamente por tratarse de una situación extrema es que se requieren soluciones extremas.

Debemos entender que lo que afrontamos es una crisis multinodal que exige tratamientos y decisiones desde diferentes ámbitos y dimensiones. Soluciones que permitan tanto preservar la vida como formular un sistema más seguro y equitativo y mucho más avanzado a nuestras frágiles y formales democracias.

Hoy cambiar y actuar con solidaridad y compasión, sin apegos al pasado ni al modelo conocido, no son opciones que se asumen o niegan en libertad. Es cuestión de vida o muerte. O cambiamos o no lo lograremos.Así de rotunda es la ecuación.

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