El retorno del sangriento pasado
Ahora con registro en vídeo regresamos al tiempo en el que los narcoparas de tomaban las poblaciones a sangre y fuego, nunca había autoridad civil ni de policía que se opusiera, reunían a la comunidad en un sitio público, echaban tiros al aire advirtiendo que ellos eran el nuevo poder y les informaban que de ahora en adelante tomaban bajo su control el municipio o la vereda, y que quien se opusiera sería asesinado. Algunas veces optaban por torturar, mutilar y matar de modo lento y cruel a cualquiera considerado sospechoso de pensar, cuestionar o tener fe en la lucha guerrillera, incluso niños, frente a toda la población, como se hacía en siglos pasados, para luego exponer como escarmiento su cuerpo destrozado hasta que los chulos hacían de las suyas). Así la gente era sometida por el miedo y la amenaza, los padres entregaban a sus hijas para que fueran violadas y esclavizadas sexualmente, a los hijos para que fueran convertidos en torturadores y asesinos, las mujeres les servían con la cabeza gacha, los hombres toleraban sin mirar, apretaban los puños y lloraban a escondidas; los que tenían suerte lograban escabullirse con su familia, si acaso con un pequeño atadillo a la espalda o con nada entre las manos; atravesaban selvas y pantanos al amanecer, huían con la boca seca y el alma destrozada, tratando de olvidar su historia, su vida, los animales, los enceres, el propio hogar y la tierra abandonada. Partían hacia las grandes ciudades en busca de oportunidades, a las infinitas urbes de angustias y afanes donde casi siempre son tratados con el mismo desprecio con que se trataba a los leprosos. La historia se repite, la misma que nunca se fue. El horror recorre los territorios.
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